Página:Recordacion Florida Tomo I.pdf/167

Esta página ha sido validada
90 Biblioteca de los Americanistas.

último filo de su remate es de lisa y desnuda peña, igualándose por todo el ámbito de su circunferencia de esta manera que hemos dicho.

Entrase á la gran plaza que tiene arriba, y que en un tiempo fué lago, antes de la inundación de la Ciudad vieja, por uno de los portones por donde reventando fluyó al valle, que es el más transible de todos; mas, sin embargo, se baja mucho camino á la profundidad de su plano, y esto con no pequeño ni despreciable peligro: el hueco de él es á la manera y forma de una caldera, que abriendo de arriba se va cerrando para lo bajo del plano que tiene, y se le miden en su asiento ciento y cuarenta varas castellanas de Norte á Sur, y de Oriente á Poniente ciento veinte, y de profundidad más de cien varas, y por toda la parte interior de su circunferencia cuatrocientas y veinte varas: bastante buque para depósito de las aguas que causaron el estrago de la fatal inundación. Puédese andar por todo lo alto de su bordo, aunque con dificultad y peligro; y de cualquiera parte de aquella elevada cima se alcanza á ver mucha y muy apacible tierra útil, porque se consigue el ver toda la tierra de la provincia de San Salvador, y todo lo que compone la tierra de la costa del Sur. La laguna de Amatitlán y Petapa se ve á la parte oriental al pie del mismo volcán, y su figura parece, desde la altura, á la manera del corte de una capa; que aunque hay autor que diga parece del tamaño de un pliego de papel, es manifiesto engaño, porque esta se ve toda muy de cerca y de su propia grandeza, y la que dice es la de San Salvador. Vese todo el valle de Mesas, Mixco y Canales, todos sus pueblos y labores, con mucha distinción y claridad; la ciudad de Goathemala y sus potreros, y otras muchas poblazones. Vese también, por la parte de Poniente, toda la provincia de Suchitepequez y la de Soconuzco, y por la del Norte se alcanza hasta la parte que llaman los Llanos de Chiapa, que son los Quelenes. Brollan y nacen en su falda, por la parte del Sur y el Occidente, once arroyos excelentes de maravillosas aguas, que todos van á entrar en la mar del Sur. Entre las oquedades y aberturas de sus pe-