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Recordación Florida. 47

acometidas y retiradas nuestros españoles, quedaron en estas sangrientas refriegas muchos soldados heridos y dos muertos al penetrante golpe de sus saetas ó varas tostadas. Reforzábanse en estos reencuentros, por instantes , los indios, sobreviniendo de socorro los pueblos comarcanos; que á esta experiencia de primer combate en este Reino pudieran desalentarse otros, que no fueran aquellos que, á fuerza del valor y la perseverancia, rindieron á la obediencia de nuestro gran Monarca un Reino tan sumamente florido; pero éstos, siempre confiados en Dios, y de aquella altísima Majestad reforzados en el vigor y espíritu de sus invencibles corazones, consiguieran la victoria de estas numerosas huestes, que dieron, escarmentados y advertidos, la obediencia debida á la majestad del Rey nuestro Señor.

Sin dar más tiempo á los ardores de Marte, marchó el ejército español en demanda de un numeroso pueblo que se nombra Quetzaltenango; mas antes de encimarse á las cumbres, que tienden las llanuras de su situación, se trabaron y mantuvieron otros reñidos y esforzados reencuentros, con los indios de éste numeroso y alentado pueblo, á que no menos concurrían otros tan numerosos como obstinados de su propio contorno, cuya cabecera y corte se intitula Utatlán; en cuyas batallas, bien que manteniéndose constantes los nuestros, fueron heridos muchos, con pérdida de tres caballos. Mas en el propio furor de las lides, así el esforzado caudillo D. Pedro de Alvarado y los suyos, mataron y hirieron gran número de aquellos esforzados indios, y abriendo camino con las escopetas, tomaron el de una peligrosa y muy inaccesible cuesta, cuyo camino es de legua y media, conocida hoy con nombre de Santa María Jesús; y al trepar y repechar lo agrio de la subida, fué con grande ordenanza y concierto militar, y al llegar á lo último y más encimado de ella hallaron una india gorda, hechicera, y un perro de los que no saben ladrar y son buenos para comer, cuya especie permanece bien conocida, como diré adelante; pero no pareciendo circunstancia grave, bien que parece muy ligera para los accidentes y sucesos de la guerra, no es