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46 Biblioteca de los Americanistas.

salió de aquélla para la conquista de este Reino de Goathemala el día 13 del mes de Noviembre del año de 1523; tiempo oportuno y acomodado para emprender tan larga jornada, por lo seco de la estación del verano y enjuto de los caminos. Traía orden para encaminarse á unos péñoles, que estaban cerca del camino, y entonces levantados los habitantes de ellos, y son en la provincia de Teguantepeque, y se nombran los péñoles de Guelamo, por haber sido por aquel sitio la encomienda de un soldado cuyo apellido era el de Guelamo. Pero el Adelantado, cumpliendo con el orden y con el tenor de su instrucción, los redujo de paz: pasó de los péñoles á un gran pueblo, cuyo pronombre hasta hoy es Teguantepeque, de los que llamamos Sapotecas, donde fué recibido con todo el aparato de paz que podía desear, por haber enviado este pueblo á México sus embajadores con un presente de oro á ver á Cortés y darle la obediencia á Su Majestad; y habiendo cumplido con esta pacificación se encaminó y dispuso su marcha á la provincia de Soconuzco, que es principio de este Reino de Goathemala, y era entonces numerosísima, y se contaba prosperada y feliz por el número de quince mil vecinos, que por lo menos producirían estas familias más de setenta mil habitadores de ella: y aquí, como en Teguantepeque, fué el Adelantado recibido de paz con su ejército, con un presente de oro, y rindieron la obediencia al Rey de las Españas. Pasando de estos pueblos de Soconuzco, ya sujetos, á la provincia de Sopotitlan, que hoy es Suchitepeques, que quiere decir cerro de flores, y es más conocido con el nombre glorioso de San Antonio, y llegando á unas poblazones de su progreso y senda, en un río, que hoy conocemos con el nombre de Zalamá, en un mal tránsito de la puente, que hace paso al gran curso de el río, encontró con muchos y gruesos escuadrones de indios guerreros que, impidiéndoles el paso de la peligrosa puente, le presentaron la batalla; que siendo muy reñida perseveró por tanto tiempo, que de esta primera batalla pasaron á otras dos, no menos sangrientas y neutrales, y en que, aun siendo más diestros en las aco-