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32 Biblioteca de los Americanistas.

edificio que había devorado el fuego, y lo demás era para la recámara de el Rey.

Pero habiéndose dado estos Tultecas, con grandísimo ahinco, á la religión y culto de sus falsos dioses, de que fueron observantísimos, según la costumbre de sus ritos; sobre esta veneración de sus falsas deidades, parece que en sus leyes cargaron más la mano de la crueldad de ellas, cuyas ejecuciones eran irremisibles, y sobre el cumplimiento de estas ordenaciones se desvelaban con severa atención. Y así, el hurto de las cosas sagradas, profanación de los adoratorios, ó desacato á los ministros ó Papaces de los ídolos, se castigaba con dura mano, despeñando al reo, y todos los de su familia quedaban en la línea de infames y en esclavitud perpetua. Mas siendo la irreverencia leve, quedaba esclavo el reo y sus hijos; y por la reincidencia pasaba la esclavitud á todo el calpul, que es un linaje, y á la tercera vez moría despeñado.

El simarrón, que era el que huía ó ausentaba del dominio ó señorío de su dueño, pagaba, desempeñándolo su calpul, cierta cantidad de mantas, y reincidiendo en la culpa era condenado á muerte de horca, procurando siempre que todos estuviesen sujetos y obedientes.

La mujer que enviudaba, si quedaba moza no había de quedar libre, y suelta de aquel yugo que se contraía por el género de sus matrimonios, porque el marido la casaba de su mano con hermano ó pariente cercano de él, y los hijos de estos casaban con los parientes de la madre; juzgando que, porque ella salió de la casa de sus padres, ya no era parienta de aquel calpul: y hasta hoy, en sus propios parentescos, no saben hacer distinción, y generalmente todos los del calpul se llaman hermanos, sin explicar otro grado.

Todo lo más que se contiene en este género de leyes, tiene mucho que considerar, porque algunas de ellas convienen con la razón, y otras consideramos llenas de crueldad y rigor, y mucho mayor contemplando que el miserable reo no tenía el recurso de la apelación al Rey, sino que, requerido por la parte ante el juez, había de morir ó ser atormentado,