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Cartas íntimas


H

ERMANA mía: Consecuente en mi propósito de darte cuenta de todas mis impresiones, te diré algo sobre mi última visita á uno de los mejores hospitales de la primera capital de España.

Siempre me han inspirado profunda compasión esos desgraciados seres que, faltos de todo recurso pecuniario, tienen que ir á morir lejos de los objetos más queridos de su corazón, y exhalar su último suspiro solos y abandonados. ¿Pues qué importa que sus ojos contemplen en torno suyo á otras criaturas? Sí, como ha dicho muy bien Fernán Caballero: ¡hay seres que quitan soledad y no dan compañía!

Los hospitales donde domina la religión católica romana (salvando algunas honrosas y consoladoras escepciones), se asemejan más á los antiguos tribunales del Santo