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Ramos de violetas

si éste á sus peticiones accedía;
hablando vulgarmente, un pacto hicieron.

Si á un niño de la muerte lo salvaba
el divino Hacedor en su clemencia,
su madre con la cera se encargaba
de pagar á la Santa Providencia.

Y una figura pálida y graciosa
representando un ángel sonriente,
colocaba la madre cariñosa
en el altar del Dios Omnipotente.

Y con dejar magníficos cabellos,
y de bruñida plata grandes ojos,
y joyas de prismáticos destellos
ya no había que temer de Dios enojos.

En el lenguaje humano faltan nombres
para calificar tanta ignorancia;
según su ceguedad creen muchos hombres
que de ellos al Eterno no hay distancia.

Y que el Señor se muestra complacido
si tornan en bazar su santuario,
pues por aquellos dones se ha sabido
que Dios tiene un poder extraordinario.

¿Qué más milagros, míseros mortales,
quereis hallar que vuestra propia vida?
¿No os bastan los reflejos celestiales
de ese sol que á otra esfera nos convida?