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Ramos de violetas

aquellos que sucumbieron;
los que á nuestra vida dieron
aliento con su ternura,
y que al dejar su envoltura
con su amor nos protegieron.

Ciega por completo estaba,
hasta que tu voz amiga
me dijo que mi fatiga
á su límite tocaba;
que sola no me encontraba,
que al terminar mi expiación,
con otra nueva misión
en la tierra esperaría,
hasta que llegara el día
de mi eterna salvación.

Esperé; pero despierta
yo no encuentro ante mis ojos,
mas que entre zarzas y abrojos
una luz vaga é incierta:
pero cuando queda muerta
la materia por el sueño,
entonces sí que risueño
mi espíritu en su albedrío,
se eleva por el vacío
y se cree del orbe dueño.

Entonces me apoyo en tí,
y serena y sonriente