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Ramos de violetas

y que el nombre de Dios desconocieron.
Este vértigo ardiente
del fatal ateismo;
hoy inclina su frente
ante tan gran verdad ¡oh! Espiritismo!
Sostienen fuerte lucha
encontradas pasiones;
se oye una voz; el universo escucha
y olvida sus pasadas tradiciones.
Pero todo es incierto, todo vago,
la incoherencia domina:
dejando tras de sí fatal estrago.
Pero esto es natural, los grandes cambios
los trastornos sociales;
son como los violentos huracanes
que el aire purifican;
pero desbordan los profundos mares
y arrebatan los cedros seculares.
Titánica es la lucha, pero al hombre
la razón lo domina,
y ante esa clara luz, su pensamiento
rinde homenaje á la verdad divina.

Dios dice al hombre: «Avanza en tu carrera
mi pensamiento tienes.»
Por eso como el águila altanera
debemos los mortales,
elevarnos audaces por la esfera.
Y según nuestros dotes especiales
enaltecer de Dios la gran historia,
escribiendo una página elocuente
en la región eterna de su gloria.