que para mí no estaba resuelto el gran problema,
yo no divinizaba la historia de la cruz.
Y lógico encontraba el éxtasis profundo
del alma embebecida en sueño celestial,
cuando agitarse vemos segundo por segundo...
los átomos que forman el globo universal.
Las religiones todas nos pintan un paraje
en donde vive el alma en plácida quietud,
y en la inacción, ¿qué vale su célico homenaje?
sin lucha y sin peligro, ser bueno no es virtud!
En la naturaleza, nos dice el gran Descartes
que hallaba espacio y tiempo, lo mismo encuentro yo,
y necio ha sido el hombre, al dividir en partes,
el todo que el Eterno jamás lo dividió.
Por eso yo he buscado con incesante anhelo
la lógica esperanza que irradíe la verdad,
y en el Espiritismo hallé para consuelo
progreso indefinido y eterna actividad.
En el Espiritismo no hay límite marcado,
eterna es la existencia y eterno el porvenir;
nosotros no tenemos paraje prefijado,
y aun la postrer palabra no hemos llegado á oír.
Tú sigues otra senda, creyendo que Lutero
resuelto el gran problema por siempre nos dejó;
en un error te encuentras, y demostrarte quiero
que al alfa y al omega ningún hombre llegó.
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