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Amalia D. Soler

su amor imponderable, su tierno sentimiento
que nadie ha practicado como él la caridad.

Yo le concedo á Cristo cuanto la mente humana
le puede dar á un hombre de ciencia y de poder,
pero ese ser supremo que eterna vida emana
aun nuestra inteligencia no puede comprender.
 
Yo no personalizo al Dios de las edades,
yo no le presto forma, esencia ni color;
la causa que dá efecto á todas las verdades,
la envuelve el infinito con mágico explendor.
 
Hipótesis y absurdos, utopías y delirios
son las definiciones que el hombre puede dar,
de aquel que dió perfumes á los gentiles lirios,
y cantos á las aves y perlas á la mar.
 
Lamento que tu genio, tu inspiración suprema
del torpe fanatismo también siguiera en pos:
y como tantos otros pensaras que el problema
el hombre había resuelto y había llegado á Dios.

Mas hoy que nuevos mundos contempla tu mirada,
que límites no tiene tu inmenso porvenir,
revélame que el hombre aun no comprende nada,
que la primera palabra aun no llegó á decir.

Porque se necesita que la ignorancia humana
deponga su osadía y humille su altivez,
que á Dios no quiera darle pasado ni mañana,
porque eso es confundirle con nuestra pequeñez.