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ena objeto fué acaso lo que me libró de todo sentimiento de predilección. Ena yo demasiado dichosa y se me incensaba demasiado para que tuviese tiempo de sentir mi propio corazón; y luego ¡había una paternidad tan tierna en las relaciones de mi marido conmigo, siquiera su ternura se limitase aestrecharme a veces contra su corazón y besarme en la frente, apartando con la mano mis cabellos!

Yo habría temido ajar mi felicidad poniendo la mano en ella, aunque fuese para completaria. Y, sin embargo, mi marido me reprochaba algunas veces mi indiferencia bromeando conmigo; me decía que cuanto más dichosa fuera, más lo sería él con mi felicidad.

"Sólo una vez creí amar y ser amada. Un hombre de apellido ilustre por el talento; poderoso por el alto favor que disfrutaba cerca del jefe del Gobierno; seductor por la gloria que le envolvía y por la figura, bien que ya hubiese traspuesto la edad de la madurez, pareció interesarse por mí con un fuego que me engañó a mí misma. Yo estaba embriagada, no de orgullo, sino de gratitud y de asombro. Le amé algún tiempo, o, más bien, amé la ilusión que me producíe su nombre. Iba a ceder a un sentimiento que yo creía ternura apasionada del alma y que en él sólo era delirio de los sentidos. Su amor se me hizo odioso cuando comprendí lo que había en él; me avergoncé de mi error, Tecobré mi alma y me encerré más que nunca en la monotonía de mi fría felicidad.

"Por la mañana, estudios serios y lecturas atra-