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de la casa daba a un jardín rodeado de pórticos emparrados. Más allá, prados en pendiente y bosques de castaños y nogales conducían a las montañas por llanadas alfombradas de hierba, o por barrancos donde estaba uno seguro de no encontrar más que cabras. Luis me prometió venir a establecerse en Aix conmigo tan pronto como ultimase algunos asuntos que le retenían en Chambery a causa de la muerte de su madre. Su presencia había de serme grata. porque su alma y la mía se comprendían por su desilusión. Sufrir lo mismo es mucho mejor que gozar igual. El dolor tiene muy diferentes lazos que la dicha para unir dos corazones. Luis era en aquel momento el único ser cuyo contacto no podía serme doloroso. Le esperaba sin impaciencia.

V

Fuí recibido con agrado y bondad en casa del anciano médico. Se me dió una estancia cuya ventana daba al jardín y al campo. Casi todas las otras habitaciones estaban vacías. La gran mesa redonda estaba desierta también, A la hora de comer se reunían sólo la familia de la casa y tres o cuatro enfermos rezagados de Chambery y Turín. Estos enfermos iban a los baños después de la multitud para encontrar alojamientos menos caros y una vida económica, conforme con su pobreza. No había allí persona con quien yo pudiese charlar o contraer alguna familiaridad eventual. Harto lo