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bría. Se había levantado el viento. Las olas del lago, impulsadas contra las rocas bajas, estallaban con golpes tan cavernosos, lanzaban voces tan humanas, que varias veces me detuve sin aliento y me volví como si me hubiesen llamado por mi nombre. ¡ Oh, sf! ¡Me llamaban, no era ilusión; pero desde el cielo!

CVI

Tú sabes, amigo mío, quién me encontró a la mañana siguiente, vagando por el fondo de un precipício, envuelto por la bruma del Ródano. Tú sabes quién me reanimó, quién me sostuvo y me devolvió a los brazos de mi pobre madre...

Ya han transcurrido diez años sin poder llevarse ni uno solo de los recuerdos de aquel grande año de mi juventud. Según la promesa de Julia de enviarme desde lo alto alguien que me consolara, Dios me ha cambiado su don por otro; no me lo ha quitado. Frecuentemente vuelvo, con la que hace que mi esperanza sea dulce y paciente, como la felicidad, a visitar el valle de Chane bery y el lago de Aix. Cuando me siento en las alturas de la colina de Tresserves, al pie de aquellos castaños que sintieron en su corteza los latidos de su corazón, y contemplo el lago, las montañas, las nieves, las praderas. los árbolesr