Página:Rafael. Páginas de los veinte años (1920).pdf/135

Esta página no ha sido corregida
133
 

Todavía las hubo, pero fueron breves y amar gas como las últimas gotas de una copa apurada. Salimos antes de amanecer para Chambery, a fin de no mostrar a la luz del día nuestras mejillas pálidas de insomnio y nuestros ojos enrojecidos por las lágrimas. Allí pasamos el día en un modesto albergue del arrabal de Italia. Aquella posada, cuyas galerías de madera daban a mi jardín, atravesado por un riachuelo, aun nos conservaba la ilusión por unas horas recordándonos las galerías, la soledad y el silencio de nuestra vivienda de Aix.

XLII

Queríamos, antes de salir de Chambery y su amado valle, ir juntos a visitar la casita de Juan Jacobo Rousseau y de madame de Warens, en los Charmettes. Un paisaje no es otra cosa que un hombre o una mujer. Qué es Vaucluse sin Petrarca? ¿Qué es Sorrento sin el Tasso? ¿Qué es Sicilia sin Teócrito; el Paracleto sin Eloísa; Annecy sin madame de Warens; Chambery sin Juan Jacobo Rousseau? Cielo sin luz, voz sin eco, lugares sin almas. El hombre no anima solamente al hombre, sino a la Naturaleza entera.

Lleva consigo al cielo una inmortalidad, y deja otra en los lugares que ha consagrado. Buscando sus huellas, se las halla, y, en realidad, se conversa con él.

Llevamos con nosotros el volumen de las Confe-