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historia del desarrollo del poder productor de las sociedades modernas. Dedica especiales capítulos al hierro, la principal y más importante de las primeras materias, sin la cual se pasarían hoy los pueblos mucho más difícilmente que sin el oro ó la plata; al carbón de piedra, poderoso auxiliar de la mecánica; al algodón, á la lana, la seda, el azufre, el petróleo, el cristal, las minas de metales y otros objetos de universal uso; y trata después extensamente de las máquinas agrícolas y de la producción rural. En la segunda parte del libro discurre sobre las leyes de la producción, según sus conocidas doctrinas; defiende enérgicamente la libertad del trabajo; combate los excesos de la centralización reglamentaria, y aboga por la libertad de Bancos.


Le Purgatoire et le Paradix, de Dante; con dibujos de G. Doré. — 1 vol. — París, 1868.

Entre las magníficas obras in fólio, con ilustraciones hechas por el afamado lápiz de G. Doré, está ya completa la Divina Comedia. El gran poema de la Edad Media ofrecía dificultades, que para cualquier medianía hubiesen sido insuperables; para G. Doré han sido ocasión para probar una vez más los recursos de su ñexible y brillante talento. El segundo volúmen, sobre todo, dedicado á los cantos del Purgatorio y del Paraíso, ha exigido de él grandes esfuerzos de ingenio artístico; pues si en el Infierno la sombría imaginación del poeta florentino ha trazado cuadros que la pintura puede intentar reproducir, el misticismo de las últimas partes de su obra es á propósito para imponer respeto á la mayor audacia. Pero cuando el mismo Dante se retrae de hacer descripciones en sus versos, G. Doré sale ventajosamente del compromiso de representarlas por medio de sus estampas: cuando la sobria pluma del poeta dice, por ejemplo, vimos venir hacia nosotros mil esplendores, no sospechando que semejante lenguaje pudiera dirigirse nunca sino al espíritu, y no pudíendo sin duda adivinar que con el tiempo cometería alguien la temeridad de traducirlo en imagen material que entra por los ojos, el lápiz del dibujante se recrea en pintar nubes y ríos de querubines, y torrentes de luz célica, haciendo que desaparezca lo que pudiera haber de extraño ó poco justificado en la idea, bajo el brillo de una ejecución fascinadora. Sin embargo, el Purgatorio no le ha dado asunto sino para 42 estampas, y el Paraíso solamente para 18; en el Infierno había colocado 75. Y en el Don Quijote pudo hacer muy holgadamente 370.