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La Guerra — 503

de la sociedad; unas veces el hambre, otras la peste; ¡hé aquí los elementos que componen el espectáculo de la guerra!

Los diplomáticos, desde lo interior de sus gabinetes, discuten á sangre fria sobre los destinos de las naciones; y, ora movidos por el amor á su patria, ora excitados por los estímulos de su ambición particular, conducen los sucesos de manera que un dia ú otro, ya tratando de evitarla, ya provocándola, llega á estallar la guerra. Y en el momento mismo, millares y millares de soldados, ignorantes la mayor parte de la causa porque combaten, se precipitan á la matanza y al exterminio, y, trastornándolo todo, destruyen en un dia todo lo que en largos años de paz ha acumulado un país en orden, riqueza, moralidad y civilización.


V.

Pues con ser tan tristes y tan terribles sus efectos, hay para los pueblos males mayores y más dignos de ser evitados que la guerra; y bienes más apreciables y más merecedores de amor que la paz. Muy alto se deben estimar los beneficios de ésta; pero valen más, infinitamente más, la justicia y la libertad.

La paz es un accidente dichoso en la vida de los pueblos; pero nada más que un accidente. Nunca puede ser la esencia de su destino; jamás debe ser la base de su derecho, ni el objeto supremo de sus miras. Las naciones que tengan en algo su porvenir, no deben titubear en sacrificar su reposo cuando lo encuentren momentáneamente incompatible con su dignidad. Asi obró con gran gloria suya el pueblo español cuando en 1808 se lanzó decidido á la pelea, sin reparar en la desigualdad de las armas, sin contar el número de sus invasores. Amigos y contrarios hacen justicia á su heroísmo, y le prodigan y le prodigarán alabanzas porque sostuvo tan tenaz y resueltamente aquella guerra, no ya con las condiciones más suaves y regularizadas de las guerras modernas, sino con las formas rudas y terribles de tiempos lejanos, resistiendo en las ciudades á la manera de Numancia, combatiendo con sus guerrilleros á la manera de Viriato.

Hay guerras que, sin ser de todo punto necesarias para la dignidad de una nación, le son muy útiles por sus recuerdos gloriosos. La base más firme para la conservación de una nacionalidad