Página:R.E.-Tomo XV-Nro.60-Id.01.djvu/12

Esta página ha sido corregida
508 — La Guerra

La única causa de la guerra es la ambición, tanto por la una como la otra parte. Prusia aspira á formar la unidad alemana. Los Margraves de Brandemburgo ascendieron, por su audacia, á Electores del Sacro Romano Imperio; de Electores se convirtieron en Reyes; ahora quieren ser Emperadores. La Alemania, bajo su dirección, si su sueño ambicioso se realiza, seria la mayor potencia de Europa.

Francia, á su vez, no quiere consentir que haya ninguna nación europea mas poderosa que ella. Si ha de verse obligada á conformarse con la hegemonía prusiana en Alemania, porque los pueblos alemanes quieran aceptarla, exige, por lo menos, como compensación, que se le permita agrandar su territorio. En 1866 formuló su pretensión en los términos más explicitos y categóricos. El Emperador Napoleón, en documentos oficiales y solemnes declaró, al estallar la guerra entre Austria y Prusia, que el vencedor tendría que ponerse de acuerdo con Francia para la distribución del botin, no siendo para nadie un secreto que entendía, por parte destinada á aumentar su Imperio, el territorio alemán de la izquierda del Rhin. Pero Guillermo I y Bismark contestaron con una negativa rotunda, asegurando que jamas cederían una pulgada del terreno sagrado de la patria germánica.

Hacía, pues, cuatro años que los términos de la cuestión se hallaban formulados, y que, en realidad estaba la guerra declarada.


VIII.

Y bien pudiera decirse que desde 1815 datan, sino la declaración, el anuncio, los deseos, los preparativos de la guerra. Desde aquella fecha la Prusia, para cuando estas hostilidades de ahora comenzasen, tomó, y ha estado fortificando sin cesar, posiciones en Tréveris, en Coblenza, en Maguncia, puntos situados á larga distancia de su antiguo territorio Desde entonces Francia ha reclamado de continuo contra los humillantes tratados que le dieron unas fronteras caprichosas y arbitrarias, y arregladas contra sus intereses y su seguridad con tal arte y violencia, como han probado los primeros sucesos de la actual campaña, en que, por la forma de esas fronteras, ni le fué posible tomar la ofensiva, ni colocarse á la defensiva de una manera conveniente.