de un peligro tan no pensado, y trayendo consigo al provincial de Santo Domingo y á Jerónimo de Aliaga, que fueron nombrados Procuradores de la provincia del Perú, para negociar cerca de S. M. las cosas della, y otros muchos caballeros y personas principales, que regresaban á la Península con sus haciendas, hizo rumbo para España á fines de Diciembre de 1549. Tres años habian por consiguiente bastado á aquel insigne varón para dar feliz término y remate á la comisión más delicada que jamas súbdito alguno hubiese desempeñado, logrando en tan breve espacio de tiempo y á tan inmensa distancia del gobierno central, sin otros recursos que los allegados por él mismo en aquel esquilmado país, sofocar la más terrible insurrección militar que pudiera darse, hacer entrar en su deber á jefes indisciplinados y avezados á la insubordinación y al pillaje, devolver la paz y quietud á las antes agitadas poblaciones, hacer que los tribunales de justicia funcionaran con regularidad, conforme á las leyes, que todo el mundo aprendió á respetar, sobreponiendo en fin, el elemento civil, como debe estarlo en toda república bien organizada, al desenfreno militar hasta entonces preponderante. ¡Ojalá la Providencia divina, mirándonos con ojos compasivos, exaltara hoy, que tan necesitada de iguales remedios se halla la Nación, al poder hombres de tan acabadas dotes de mando!
Durante la travesía, tuvieron todos al Presidente el mismo respeto y obediencia que le tenian durante su mando; tal era la consideración que habia alcanzado con su conducta y carácter, tratándolos él con su acostumbrada afabilidad y comedimiento, y teniendo mesa franca para cuantos á comer querían acompañarle. De esta manera prosiguió con felicidad su viaje, hasta llegar á Sanlúcar de Barrameda, donde tomó tierra en Julio de 1550.
No bien desembarcó, despachó por la posta al capitán Lope Martínez á Alemania, donde entonces se hallaba el Emperador, á darle noticia de su venida, nueva que le fué muy agradable, y puso gran admiración en él y en cuantos la supieron, por haber con tanta ventura y buen suceso terminado negocios que tan dificultosa salida parecía habian de tener. Mandóle S. M. que partiera desde luego para su corte, porque quería oir de sus labios la relación de los sucesos en que habia intervenido, y él lo cumplió al punto, llevando en su compaña á los Procuradores del Perú y á otras personas señaladas, que pretendían recibir mercedes por lo