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Alonso el Sabio. Moraima mostró empeño en hablar como aquellos: Cristianos, que tan bien lo acababan de hacer con su hermano querido, y en pocos meses aprendió de Yusef cuanto éste sabia.

La anciana Fátima se sonreía, suspendiendo á veces el contínuo hilar, embelesada de oir cómo su hermosa Moraima cantaba aquellos versos cristianos, que, por entonces, corrian de boca en boca

Yo m'era mora Moraima,
Morilla de un bel catar:
Cristiano vino á mi puerta,
Cuitada, por m'engañar.
Hablóme en algarabía
Como aquel que bien la sabe:[1]
— Ábrasme la puerta, mora,
Si Alá te guarde de mal.
— ¿Cómo t'abriré, mezquina,
Que no sé quien te serás?
— Yo soy el moro Mazote,
Hermano de la tu madre,
Que un cristiano dejó muerto;
Tras mí venía el alcalde.
Si no abres tú, vida mia,
Aquí me verás matar.
— Cuando esto oí, cuitada,
Comenzéme k levantar,
Vistiérame una almejía
No hallando mi brial,
Fuérame para la puerta
Y abríla de par en par.


VII.

En cuanto á Juan de Silvela, no habia aprendido sino una palabra en árabe, la cual pronunciaba siempre que veia á Moraima. Aquella palabra era: Ilahya, que viene á equivaler á divina, aunque en algarabía, esto es, en la lengua franca que los Cristianos usaban para entenderse con los Musulmanes, decían Lela, que valia señora. Ambos significados los juntaba, sin duda, el Cristiano, cuando del corazón le acudian á los labios, no sólo en presencia de Moraima, pero aun con sólo acordarse de ella.

  1. La e final era muda, como sucede con la pronunciación francesa, Venían, pues, á pronunciar sab, madr, etc.