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mencionados, perecieron Francisco y Gonzalo Pizarro, Diego de Almagro, Juan Diaz de Solís, Pedro de Álvarado, Cristóbal de Olid, Blasco Nuñez Vela, Francisco de Carvajal, Fernando de Magallanes, Pedro de Valdivia, y otros muchos, entre ellos el Adelantado Pedro de Heredia. Habia éste nacido en Madrid, de donde salió huyendo de la justicia, por haber dado muerte á tres hombres en una pendencia, y fuese á la isla Española, estableciéndose en el asiento de Asua, en donde habia heredado alguna hacienda. En 1526 pasó á la provincia de Santa Marta por teniente del Gobernador Pedro Vadillo, y dió allí las primeras muestras de su valor en diferentes acciones y reencuentros que tuvo con los Indios. Vuelto á Castilla en 1532, pidió al Emperador Carlos V el gobierno y conquista de la provincia de Cartagena, que por estar poblada de Indios feroces y guerreros, aún no habia sido sojuzgada. Concediósele esta merced con título de Adelantado, dándole por límites desde el rio grande de la Magdalena hasta el Darien, y tierra adentro hasta la línea equinoccial. Salió de España con un galeón y dos carabelas, con cien hombres, y pasando por Santo Domingo, se proveyó de bastimentos y embarcó alguna gente más, siguiendo su viaje hasta la costa de Tierra Firme. Aportó á un puerto parecido al de Cartagena de España, con una isla á la entrada, que llaman Codegó, y por aquella semejanza dio el nombre de Cartagena de Indias á la ciudad que allí fundó en 21 de Enero de 1533, con los pocos Españoles que llevaba.

No tardó el puerto de Cartagena en ser muy frecuentado de barcos y navíos, y en breve tiempo vióse lleno de moradores, tanto militares como mercaderes, qué le dieron grande importancia. Nombró el Adelantado Teniente Gobernador á Francisco de Cesar, y después á su hermano mayor, Alonso de Heredia, que fué á reunírsele desde Goatemala, y repartidos los demás oficios, salió á explorar el interior del país. Hállanse en los historiadores de Indias detalladas las operaciones gloriosas que llevó á cabo en las conquistas de Cenú, Tolú y otras provincias, pero no le faltaron enemigos que dieron quejas de él al Rey, quien mandó para residenciarle al Oidor de la Española Juan de Vadillo. Este, que habia sido su grande amigo en tiempos anteriores y muy favorecido de él, le prendió y mandó á Castilla, dando el gobierno de la provincia al Portugués Francisco Rodriguez de Sonoa, Comendador de la Orden de Cristo. El Consejo de Indias, visto el proceso, desaprobó las