se explica el nacimiento de la gran escuela literaria de nuestros vecinos del Sena en el despótico reinado de Luis XIV, precursor del inmoral de Luis XV y del revolucionario de Luis XVI.
Las costumbres de la nacion francesa, á la vez que sus modas y literatura, fueron importadas á España con Felipe de Anjou, V de aquel nombre en la lista de nuestros reyes.
El cual, y posteriormente su hijo el pacífico Fernando VI, rodeados de hombres como Patino, Lacuadra, Ensenada y Campillo, se dedicaron á porfía á mirar por el renacimiento de España.
Y, dictando órdenes encaminadas á mejorar la situación de los teatros, instituyendo colegios, universidades y academias, reformando la Hacienda con arreglo á los principios de una economía bien entendida, y creando una marina respetable, de la que carecíamos por completo en el reinado de Cárlos II; comenzamos á volver de nuestra agonía, recobramos á Oran, tornamos á adquirir parte de nuestra antigua influencia en Italia, defendimos á Ceuta y conservamos valerosamente nuestras posesiones americanas contra el poder de los Ingleses.
A pesar de todo, en esta época —desde 1713 á 1759— las letras españolas continuaron en la situacion más lastimosa.
La novela ni siquiera dió señales de vida.
Y en cuanto al teatro, baste decir que únicamente ofreció la ópera italiana, introducida por el célebre Ganasa, vaudevilles ó zarzuelas importadas de allende el Pirineo, ó mamarrachos que, pretendiendo evocar á la vez el recuerdo de nuestros antiguos dramáticos y el de los de la corte de Luis XIV, fueron la vergüenza de unos y otros.
VIII.
En 1759 quiso Dios enviarnos un rey aceptable en la persona de Cárlos III, hermano de Fernando VI.
Y aquel príncipe, con la ayuda de hombres como Aranda, Floridablanca y Campomanes, aunque construyó la plaza de toros de Madrid, expulsó á los jesuítas, favoreció el progreso de las artes, de las ciencias exactas, físicas y naturales, de los estudios económicos y políticos, de la legislacion, de la marina, de la agricultura