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DOS SISTEMAS.

resmas de papel pintado. Poco después ofrecían al accionista una prima considerable por la cesión de sus títulos; pero esperando sacar de ellos en el dia de mañana utilidades más pingües, desechó la oferta.

El mecanismo de cobros y pagos era engorroso, y el dinero quieto en la caja, ni estaba seguro ni ganaba; además , el porvenir del comercio eran las sociedades de crédito. En consecuencia se formó una, y de ella fué el principal accionista el hijo de D. Apolinar. Con parte de las onzas amontonadas por su padre pagó las acciones, y el resto le envió á la caja de la sociedad, que le abrió en el acto una cuenta corriente . A los pocos dias de cubierto el cupo de la emisión, hubo la indispensable oferta de prima á los tenedores y la consabida resistencia de éstos, en espera siempre de mejor ocasión.

Los desairados en el reparto de las dos gangas anónimas, habiendo tomado ya el gusto al papel, formaron capítulo aparte y echaron á la plaza nuevas resmas de otra sociedad que se creaba para esto y para lo de más allá.

Tragóse tambien este cebo como pan bendito; cubrióse el cupo en breve; solicitáronse con prima las acciones, y quedóse con las muchas que tenía el joven Regatera esperando el dia de mañana.

Hubo tambien esta vez envidiosos de la suerte de los accionistas primitivos, y «allá va, dijeron, esa lluvia de papeles de una sociedad de crédito que fundamos para explotar aquello y lo otro y lo de más acá.» Y tambien se cubrió el cupo, y tambien se ofreció la acostumbrada prima, y tambien la rehusó nuestro comerciante, metido como el que más en esta cuarta asociación anónima.

Y como al último lo que se buscaba era lisa y llanamente la primada, surgían proyectos de nuevas sociedades detras de cada esquina, no parándose nadie en el objeto á que decían destinarse aquellas, que no habían de llegar á constituirse siquiera.

Algo de esto quería hacer con las mercancías el hijo de D. Apolinar. Agotadas las de su casa, y comprometidas las de la plaza, dióse á vender harinas que aún no se habían molido, trigos que no se habían sembrado.

El negocio era bueno si en el dia prefijado para la entrega el precio de la mercancía era más bajo que el estipulado; pero si sucedía lo contrario, calculen VV. lo que podía costarle la arriesgada operación.