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Por eso ¡oh Dios! la humanidad suspira,
Y el genio, que es su voz, cuando la canta
Ayes arranca á su funesta lira.

Por eso hasta esa Musa sacrosanta
Del bien supremo donde está el arcano
Que en sus alas divinas se levanta.

Esa Musa de acento soberano.
La excelsa y refulgente Teología,
También es Musa del dolor humano.

¡Oh vírgen celestial de la Poesía!
También ella es dolor... Mira á la ciencia,
La ántes pura y genial Filosofía,

Mírala revolcarse en su impotencia;
Carnal matrona de infecundo seno,
Jamas pudo engendrar una crëencia.

De ella está el mundo con sus siglos lleno;
Lo sabe todo, pero al hombre ignora,
y á remediar su mal le da veneno;

Y cuando suena la tremenda hora
De esas tormentas cuya voz retumba
Sobre esta Europa que en tinieblas llora,

Cual vil sepulturera, abrir la tumba
Del pueblo que murió dado le es sólo
Y llorar en la inmensa catacumba.

La Europa va á morir. Tú, sacro Apolo
Del Parnaso de Cristo, díme un canto
Que resuene en su vasto mauseolo.

Tú la cantaste ya cuando áureo manto,
Malla feudal, sacerdotal tiara
Ostentaba en el trono sacrosanto.