temeridad reprensible seria el sospechar siquiera que faltasen estas levantadas virtudes en los hombres llamados hoy por la nación á dirigir sus destinos, atrayendo sobre España el menosprecio y la censura de las naciones cultas. Cualquiera que sea, sin embargo, la suerte deparada al Museo Arqueológico Nacional, para cuya formación dejé la quietud de veinte años de cátedra, conservaré siempre vivo el recuerdo de la solicitud con que mis buenos amigos de toda España se han dignado segundar generosos los esfuerzos que he consagrado, EN SERVICIO DE MI PÁTRIA, á tan noble y civilizador intento, como los conservaré también de la hidalga benevolencia con que V. se ha servido ofrecerme las páginas de su Revista para consignar cuánto es ahora, y puede y debe ser en lo futuro, el Museo Nacional de Antigüedades; cuánto se ha hecho en tan breve plazo, y puede y debe hacerse en adelante, para que represente dignamente la gloria, la majestad y la grandeza de la heroica y siempre mal juzgada Nación española.
Queda de V. con la mayor consideración su afectísimo y devoto servidor y amigo q. b. s. m.