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La guerra civil es la major calamidad de un pueblo; derrámase sangre preciosa, y á veces los vencidos se erigen en señores. ¿De qué sirven entónces los sacrificios hechos, las víctimas inmoladas y tanta riqueza destruida? Peleábase civilmente bajo los muros de Roma en tiempo de Sila, y un soldado hirió á su hermano mortalmente. Cuando el homicida le reconoce, se arroja en sus brazos para recibir su postrer aliento, exclamando: Nos han separado los partidos, júntenos la hoguera; y se atravesó con la espada fratricida.

"Iguales y aun más terribles hechos presenta nuestra lucha. Muchas veces han mojado las lágrimas el papel en que los escribimos; hemos arrojado otras la pluma, que creímos manchada al consignar horribles crímenes, y la hemos bendecido con frecuencia por haber trazado heroicas acciones.»

Traza el Sr. Pirala en el discurso preliminar á grandes rasgos los sucesos, hasta la muerte de Fernando VII, que al cerrarse para él las puertas de la vida, se abrieron las del templo de Jano para la España, y revista á todos los personajes carlistas y liberales, así en las armas como en la política y administración, comenzando el libro primero de la Historia con la de la Regencia de Urgel, que se constituyó en poder soberano, reconocido por el Rey, quien siendo constitucional, obraba de acuerdo con aquella regencia afanosa para volver la España al ser y estado del 7 de Marzo de 1820.

Y no faltaban Liberales que conspiraban también contra el sistema constitucional, cuando vemos á Toreno y Martínez de la Rosa marchar á París para destruir el poder existente; que destruirle era la modificación que querían introducir, datando, puede decirse, desde entonces la disidencia de los Liberales, cuyo origen no proporciona á todos digno lauro.

La reacción, que vino precedida de los cien mil hijos de San Luis, guiándoles y escoltándoles los mismos que lo debían todo á haberles combatido hasta con saña (tanto ofusca la pasión política), los sucesos que la siguieron, el alzamiento de Bessieres, y los trabajos de los partidarios de la Inquisición que se alzaron contra el Rey en 1827, son curiosísimos é importantes, se hacen sobre ellos notables revelaciones, y unos acontecimientos que apenas eran conocidos, lo son hoy hasta en sus menores detalles, y este servicio que presta á la Historia y á las letras el Sr. Pirala, es de agradecer al menos.

Sin él, aún desconoceríamos aquella misteriosa insurrección de los