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Á QUINTANA.

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Posa en mis labios el licor ardiente?
¿Por qué de su letargo
Quiere en vano salir mi torva mente,
Y enluta el alma mia
Nube de funeral melancolía?


Triunfó la independencia,
y la Europa triunfó; pero á la España
Se le arrancó la herencia
De la que fué su inmarcesible hazaña,
Y envuelta en sus pendones
La postrera quedó de las naciones.


Triunfó también un dia
La libertad; pero la Europa entera,
Cual vasta alcahicería,
Como inmenso taller do el oro impera,
Fabrica ciudadanos
Que están pidiendo y que tendrán tiranos.


¡Oh! si la musa heroica
Que cantó con trasportes sacrosantos
La libertad estoica
De Grecia y Roma en inmortales cantos
Volviese á la armonía,
Con su lira de bronce ¿qué diria?


¿Acaso contemplados
A la tétrica luz de lo presente,
Los siglos ya pasados,
Aquella España en cuya altiva frente
Tu rayo se blandía,
La misma maldición te arrancarla?


El fanatismo odiaste.
¡Pluguiese á Dios que aun fanatismo hubiera!
El himno que entonaste
Un fanatismo fué que en su carrera
Abrió cielos y abismos.