¡Oh, nada más! —Ni un ser miro
Que mi vigilia comparta,
Para admirar de esta noche
La paz, cual solemne, grata.
Pero no: que brillar veo,
—Aunque pequeña y lejana,
Desde el blanco caserío
Que entre peñas se destaca,—
Una luz.... sí.... ya se aviva,
Y revela á mis miradas
Que el pescador laborioso
Velando su red prepara.
¡Compañero de mi insomnio,
Yo te saludo! —¡Que plazca
Al Señor darte una pesca
Cual no sueña tu esperanza!
¡Escucha! A la voz del mar
Su voz junta la campana,
Que anuncia que está la noche
Ya á la mitad de su marcha.
¡Al remo pronto! No pierdas
Las horas que vuelan rápidas,
Mientras de la brisa al soplo
Se encrespan las olas mansas.
¡Ah! me obedece: sus velas
Ya la barquilla desata,
Y con suspiro armonioso
Acude el viento á llenarlas.
Ya escucho el golpe del remo,
Ya surca la proa el agua,
Y hermoso rastro de espuma
La línea borda que traza.
Página:R.E.-Tomo III-Nro.10-Id.02.djvu/3
Esta página ha sido validada
242
EL PESCADOR