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BOLETIN BIBLIOGRÁFICO.

doctrinas presenta notable originalidad, conociéndose que no es mero compilador, sino que tiene pensamiento propio, y que sin desechar los materiales que otros pudieran suministrarle, sabe asimilárselos y construir por sí mismo, digámoslo así, su filosofía, la cual participa á la vez del psicologismo y del escolasticismo, y es en sus conclusiones francamente ortodoxa.

Divide la Psicología empírica en cuatro secciones armónicamente combinadas, dedicando la primera al estudio de los sentimientos y de la sensibilidad, la segunda al del conocimiento y la inteligencia, la tercera al de los actos, la actividad y la voluntad, y la cuarta al de las relaciones de los pensamientos, con cuyo motivo explica la filosofía del lenguaje que comunmente se incluye en la lógica. De esta hace tres secciones que versan respectivamente acerca de la verdad y el error y sus relaciones con la inteligencia, sobre las leyes de las facultades anímicas en sus relaciones con la verdad, y sobre los medios auxiliares de la inteligencia, que son el asunto especial de la dialéctica.

Emplea con sobriedad la erudición; pero al ventilar los puntos cardinales, casi siempre indica y rebate ó corrige las opiniones profesadas acerca de ellos por los más famosos filósofos, señaladamente las de Platón, Aristóteles, los escolásticos y los modernos alemanes. De estos últimos, Kant y Krause son los que más frecuentemente impugna. En la teoría de las ideas se aparta de ellos igualmente que de los tradicionalistas, acercándose más á los escolásticos, si bien rechaza el entendimiento agente y el posible que tanto papel hacen en las filosofías peripatéticas, y sostiene que la razón percibe lo universal directamente y no en los fantasmas, sino en los objetos mismos. Los argumentos que en apoyo de esta opinión aduce son á nuestro ver de bastante peso. Lo que no comprendemos tan fácilmente es cómo esa percepción, esa generalización súbita de los individuos pueda efectuarse una vez despojada el alma, como la despoja el Sr. Beato, de las ideas innatas ó concepciones primeras, impresión y trasunto de los ejemplares divinos. ¿Qué son los objetos individuales y sus propiedades sino retratos en miniatura, por decirlo así, de las razones universales y eternas? ¿Y cómo nos elevaríamos de aquellos á estas, percibiendo su conformidad, si de estas no tuviésemos prenoción alguna? "En el orden intelectual, dice el P. Yañez del Castillo en sus Controversias críticas con los racionalistas [1], hay que suponer un punto fijo como en el orden material. ¿Qué son sino las ideas innatas? ¿De dónde le vino al hombre la idea de la justicia?.... Debiendo tener las acciones un tipo según el cual son justas ó injustas, no siéndolo las ideas innatas, no queda otro que las mismas acciones, lo cual es una contradicción que ellas sean uno y otro, la acción y el tipo de ella, lo justo y la norma de lo justo." Esto que el P. Yañez del Castillo dice de la idea de justicia es aplicable igualmente á todas las ideas generales, que como observa en su Esthética el Sr. Nuñez Arenas "siempre contienen más que los hechos particulares." No son pues actos del espíritu que conoce," cual pretende el Sr. Beato; "son los atributos de la inteligencia por los que se conoce á sí misma y conoce todo lo demás," según afirma y demuestra el Sr. Martin Mateos en El Espiritualismo".

  1. Citamos de intento esta obra que consta de diez tomos en 4.º y es muy poco conocida, á fin de recordarla á nuestros lectores. Se publicó en Valladolid en 1854.