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VII.

¿Puede la teoría atómica eludir en algún modo estas gravísimas dificultades?

Todavía no lo ha intentado, pero hay un camino por donde escapar al peligro, y un medio de parar los recios golpes de las escuelas rivales, y en particular de la metafísica.

Este medio estratégico de salvación consiste en romper de una vez con el materialismo, en ir más allá de la continuidad sólida, y dicho en una palabra, en idealizar el átomo.

La materia y el movimiento eran sus principios fundamentales y se resolvían en estos tres términos: la sustancia única, el tiempo y el espacio.

Había sacrificado, en gracia á la unidad, las cualidades; había sacrificado aun las fuerzas abstractas; pues bien, dé un paso más, arroje al inmenso y vacío océano de la nada el último fardo de su cargamento físico, la materia; quédese con el espacio y el tiempo, y el sistema más positivo y material habráse convertido en el más abstracto.

Es cosa curiosísima observar estas trasformaciones de las escuelas al llegar á los últimos límites, y es fenómeno extraño las misteriosas relaciones que de improviso aparecen entre sistemas físicos y sistemas filosóficos los más distantes.

Y en efecto, este último paso de la teoría atomística hacia la unidad está ya dado, no ciertamente subiendo de la física á la filosofía, pero sí descendiendo de la metafísica á la naturaleza.

Trabajo inmenso de un filósofo tan combatido como ensalzado: semi-dios, según sus discípulos y adeptos, monstruo de la paradoja en concepto de sus adversarios: nos referimos á Hegel.

Séanos permitido detenernos aquí breves momentos.

En el gran proceso hegeliano, cuando agotada la esfera lógica, LA IDEA, cual germen que se desarrolla, pugna por abandonar. el estado abstracto, por tomar en la realidad carne y sangre, por cubrir el esqueleto ideal de todas sus determinaciones precedentes (el ser y el no ser, la cualidad y la cantidad, la esencia y la existencia, lo uno y lo múltiple, el efecto y la causa, etc., etc.), con la materia y la vida; é impulsada de esta suerte por la potencia interna que la solicita, y á que la escuela llama fuerza didáctica,