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puesto, y si se amolda á los hechos es porque está formada por los hechos mismos; pero cuando anuncia y afirma otros fenómenos distintos antes ignorados, que no se tuvieron en cuenta al forjarla, que no entraron en ella, y al descender á la realidad esos fenómenos nuevos aparecen según fueron profetizados por la teoría, este acuerdo es prueba palpable de que si empíricamente se construyó la hipótesis, algo más que el elemento empírico hay en ella.

En resumen, las modernas hipótesis no son ya meras posibilidades, sino verdaderas realidades objetivas; asi dan razón de todos los fenómenos conocidos, asi preparan nuevas investigaciones, y preparan sobre todo la aparición de una última y suprema unidad.

¿Qué son sin un principio, sin una ley única que los comprenda, los hechos aislados?

Átomos perdidos en el caos, polvo impalpable que al azar se condensa ó se deshace; y que, como la arena del desierto seca la garganta, roba la respiración y oprime el pecho, asi también seca la más rica savia de la inteligencia, mata el aliento del espíritu y oprime á la razón con su estéril y abrumadora muchedumbre.

Los hechos aislados, ni nos interesan ni nos conmueven, ni casi se comprende que existan; por eso el filósofo y aun el físico, á veces sin saberlo, buscan la relación, la ley, la unidad; pero unidad tal, que abarque los fenómenos sin destruirlos ni negarlos, antes bien, dándoles nuevo sentido y una más alta significación, y multiplicando por decirlo asi cada hecho particular al relacionarlo con los restantes. De esta suerte cada átomo de la creación es por si, y además por sus relaciones con el universo, y en su pequenez se refleja y se reproduce cuanto le rodea.

Lo que va de un estéril arenal, masa de polvo suelto, á un bellísimo jardín, en que tierra, aire, cielo y agua se unen y organizan, resaltando de este fecundo consorcio admirables armonías, va también de la ciencia empírica á la ciencia moderna con sus elevadas aspiraciones filosóficas.

Si, como veremos en el próximo artículo, mucho le falta para terminar su obra, grandes son en cambio las conquistas que en lo que va de siglo ha alcanzado sobre la naturaleza, y fundadas y legítimas son sus esperanzas para el porvenir.


J. ECHEGARAY.