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condensan, por medio de una hipótesis, en una sola ley, y esta explica, mediante los principios racionales de las matemáticas, todos los hechos conocidos.

Aquellas mismas hipótesis de los filósofos griegos surgen, pues, en el mundo moderno; pero rehabilitadas, robustas, llenas de nueva vida, subiendo hasta el cielo, no sobre flotante nube, sino arrancando de los sólidos é inquebrantables cimientos de la realidad.

¿Por qué pues las hipótesis fueron estériles en Grecia para el progreso de la física, y por qué las consideramos hoy como eminentemente fecundas?

¿Qué diferencia hay entre unas y otras?

¿Qué da valor á estas y qué faltaba en aquellas?

Las hipótesis de los filósofos griegos y de los naturalistas latinos no tenian fundamento sólido, les faltaba base, eran de todo punto arbitrarias, se forjaban sin mirar casi al mundo exterior, ó cuando más arrancaban de una observación superficial y ligera.

La hipótesis del siglo XIX encierra en si y explica todos los hechos conocidos; es producto de la razón, pero se funda en la experiencia; es una gran síntesis, mas precedida de un minucioso análisis; no ha sido forjada lejos del teatro de los fenómenos, sino con carne y sangre, si se nos permite esta frase, de los fenómenos mismos.

Aquellas hipótesis no tenian demostración; las nuestras demostración tienen; empírica, no lo negamos, pero esto mismo constituye su fuerza y su valor ante la realidad.

Las hipótesis del éter, por ejemplo, no es en óptica un imaginar caprichoso, un juego de la fantasía; es la síntesis de todos los fenómenos lumínicos hasta hoy conocidos, pero síntesis tal, y tan sencilla, y tan fecunda, que al mismo tiempo que armoniza y condensa los hechos, abre campo infinito á la ley racional.

Sucede en la física moderna, si se nos permite esta comparación, lo que en un ejercicio muy conocido de los dibujantes, y es el siguiente: dados varios puntos sobre un papel, hacer pasar por ellos un objeto cualquiera, un grupo, una figura humana; pero de suerte que todos formen parte del bosquejo, y que no aparezca en los contornos nada incorrecto, duro, deforme ó forzado.

Los puntos son, por decirlo así, los hechos aislados de la física.

El dibujo la ley, bella, continua, armónica, que los ha de unir.

Y la idea fundamental del dibujante respecto á la posición,