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descripcion geológica, mineralógica, botánica y zoológica, debida á la pluma del aventajado naturalista Sr. López Seoane. Al examinar las razas, costumbres, tradiciones, dialecto, música y poesía populares de su país natal, muéstrase el Sr. Murguía justo apreciador de la importancia de estos elementos de la vida y civilización de los pueblos, comparándolos con los de otras naciones, para determinar sus orígenes y afinidades, guiado por los adelantos que tales estudios han hecho fuera de España en nuestros dias.

Preparados los lectores con el resumen filosófico de la historia de Galicia contenido en el Discurso preliminar, y con la tan erudita como amena pintura de la constitución moral, intelectual y física de aquel pueblo, que hallamos en las Consideraciones generales, tienen ya cuantas nociones previas necesitan para comprender el espíritu y designios que rigen la pluma del historiador y seguirle sin esfuerzo en su narración á través de los siglos. Versa esta en el primer libro de la obra (último del presente volumen) sóbre los primitivos pobladores de Galicia, el establecimiento de los celtas de la primera rama ó Gaels, la irrupción Kimrica, las expediciones de los celtas gallegos, sus costumbres, trajes, armas, idiomas, navegación y monedas, y termina con un interesantísimo estudio acerca de los monumentos célticos que á cada paso se encuentran en Galicia. Aunque á Verea y Aguiar le cabe la honra de haber sido el primer escritor gallego que hablase con alguna extensión y criterio de los celtas, devolviendo á su patria glorias hasta entonces desconocidas, no se ha de negar que el Sr. Murguía presenta en esta parte mucha novedad, combinando los resultados de sus propias observaciones etnográficas, filológicas y arqueológicas con las copiosas luces que le suministran los sabios celtistas ingleses, fanceses y alemanes, de donde saca muy ingeniosas y verosímiles conjeturas que abren ancho campo á la investigación y á la crítica.

Entre las Ilustraciones con que termina este tomo, llaman nuestra atención principalmente la primera, donde hallamos una buena colección de refranes gallegos, y la segunda, que contiene algunos lindos romances populares de la misma comarca, sin que por esto desconozcamos la importancia de las cuatro restantes con relación á la industria geografía y numismática antiguas de Galicia. Son asimismo muy recomendables las láminas que lo acompañan, representando monumentos, vistas y trajes gallegos, y particularmente las que nos ofrecen algunos cantos y aires reducidos á la notación musical.

Cuando el Sr. Murguía haya dado remate á su obra, será la ocasión de juzgarla en sus condiciones internas y discutir su espíritu y doctrinas con la amplitud que requiere y merece. Por ahora solo añadiremos que si en los restantantes tomos se conserva á la misma altura que en el primero, tanto respecto al fondo como ala forma (aunque en esta sean de notar uno que otro galicismo, originados de la lectura de libros franceses á que le obligaba la índole del asunto), bien podrá gloriarse de haber dotado á Galicia de una historia digna de figurar al lado de la de Portugal, por A. Herculano, y de la de Granada, por Lafuente Alcántara. ¡Ojalá todas nuestras provincias históricas tuviesen cronistas tan eruditos y diligentes y de tan elevado criterio como el señor Murguía! ¡Ojalá en todas apareciesen (y de seguro aparecerían si las Academias Española y de la Historia les diesen estímulo, abriendo certámenes