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QUO VADIS

no me matarán. ¡No son gentes malas! Hasta los creo muy honrados. Yo los estimo y los amo.

—No trates de ganártelos con alabanzas prematuras,replicó Vinicio.

Penetraron luego en una hondonada estrecha, y cerrada, por decirlo así, á sus costados por dos zanjas sobre las cuales pasaba un acueducto.

La luna se despojó entonces de su manto de nubes y al extremo de la hondonada pudo verse una muralla cubierta por espesa capa de hiedra en que plateaban los rayos de la luna. Era Ostrianum.

El corazón de Vinicio empezó á latir ahora aceleradamente En la puerta, dos cavadores de las canteras recibieron el santo y seña.

Un momento después el joven y sus acompañentes se encontraban en un espacioso sitio amurallado por todos sus costados. Aquí y allí habia monumentos aislados y en el centro se hallaba la entrada al hypogeum ó cripta propiamente dicha. En la parte inferior de esta cripta, debajo de la tierra, había sepulturas, y á la entrada veiase una fuente.

Más, era seguro que no podía caber en el hypogeum un gran número de personas, por lo que Vinicio dedujo sin dificultad que la ceremonia se habría de verificar afuera, en el sitio amurallado, en donde pronto se vió reunida una concurrencia numerosa.

Hasta donde podía alcanzar la vista, brillaban las linternas, unas cerca de las otras, pero también muchos de los concurrentes habían venido sin traer consigo luces. A escepción de algunos que se hallaban con la cabeza descubierta, los demás tenían la caperuza puesta, unos por temor á una traición y otros por resguardarse del frío, y el joven patricio pensó no sin alarma que, si hubieran de permanecer así, no le sería posible reconocer á Ligia en