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QUO VADIS

que su ausencia sería de corta duración, y que los negocios públicos no sufrirían detrimento alguno por causa de ella.

En compañía de los augustanos, entre los cuales hallábase Vinicio, encaminóse al Capitolio y presentó allí ofrendas á los dioses á fin de hacer el viaje bajo felices auspicios.

Pero al segundo día, en momentos en que visitaba el templo de Vesta, ocurrió un suceso que le hizo modificar todos sus planes.

Temia Nerón á los dioses, aún cuando no creyera en ellos; temía especialmente á la misteriosa Vesta, quien ahora le infundió tal pavor que a la vista de la divinidad y en presencia del sacro fuego, erizáronsele repentinamente los cabellos, castañetearon sus dientes, un estremecimiento general recorrió todos sus miembros y cayó aterrorizado en los brazos de Vinicio, quien á la sazón acertó á encontrarse detres de él.

Inmediatamente fué sacado del templo y conducido al Palatino, en donde pronto se repuso, pero no abandonó el lecho en ese día. Y declaró además, con gran asombro de los presentes, que veíase en el caso de diferir su viaje, pues la divinidad le había secretamente prevenido en contra de toda precipitación.

Una hora después anunciábase por toda Roma que habiendo reparado el César en la tristeza que se advertía en los semblantes de los ciudadanos de Roma, y movido por el amor que les tenía, como el de un padre á sus hijos, había dispuesto permanecer á su lado y compartir con ellos su destino y sus placeres.

El pueblo, regocijado ante tal resolución y cierto asimismo de que no habrían de faltarle juegos y una distribución de trigo, se reunió gran número delante de las puertas del Palatino y prorrumpió en vitores en honor del divino César.

Este hallábase á la sazón entretenido en jugar á los da-