PREFACIO
Acabo de leer un gran número de memorias y folletos relativos a fines del siglo XVI. He querido hacer un extracto de mis lecturas, y este extracto aquí os lo presento.
Lo que más me gusta en la Historia son las anécdotas, y entre las anécdotas prefiero aquellas donde me imagino encontrar una pintura verdadera de las costumbres y los caracteres de una época.
Acaso este gusto no sea muy noble; pero confieso con rubor que yo cedería voluntariamente a Tucídides por las memorias auténticas de Aspasia o de un esclavo de Pericles; porque las memorias, que son las conversaciones familiares del autor con el lector, proporcionan esos retratos del hombre que tanto me divierten e interesan. No es, pues, en Mezeray, sino en Montluc, Brantome, d'Aubigué, Tavannes, La None, etc., donde puede uno formarse idea de lo que era un francés del siglo XVI. Y en el estilo de estos autores contemporáneos se aprende tanto como en sus narraciones.