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Era en un amable nido de soltero,
De risas y versos, de placer sonoro;
Era un inspirado cada caballero,
De sueños azules y vino de oro.
Un rubio decía frases sentenciosas:
Negando y amando las musas eternas
Un bruno decía versos como rosas,
Dos sonantes rimas y palabras tiernas.
Los tapices rojos, de doradas listas.
Cubrían panoplias de pinturas y armas,
Que hablaban de bellas pasadas conquistas,
Amantes coloquios y dulces alarmas.
El verso de fuego de D'Anunzio era
Como un son divino que en las saturnales
Guiara las manchadas pieles de pantera.
A fiestas soberbias y amores triunfales.
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