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y ajorcas en los tobillos
de topacios amarillos
y esmeraldas nunca vistas.
Un camarín te decoro
donde sabrás la lección
que dió a Angélica Medoro
y a Belkiss dió Salomón;
arderá mi sangre loca,
y en el vaso de tu boca
te sorberé el corazón.
Luz de sueño, flor de mito,
tu admirable cuerpo canta
la gracia de Hermafrodito
con lo aéreo de Atalanta;
y de tu beldad ambigua
la evocada musa antigua
su himno de carne levanta.
Del ánfora en que está el viejo
vino anacreóntico bebe;
Febo arruga el entrecejo
y Juno arrugarlo debe,
mas la joven Venus ríe
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