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FFINIDA
Bella a quien la suerte avara
ordenara
martirizarme a ternuras,
dió una negra perla rara
Luzbel para
tu diadema de locuras.
Otro Dezir.
Ponte el traje azul que más
conviene a tu rubio encanto.
Luego, Mía, te pondrás
otro, color de amaranto,
y el que rima con tus ojos
y aquel de reflejos rojos
que a tu blancor sienta tanto.
En el obscuro cabello
pon las perlas que conquistas;
en el columbino cuello
pon el collar de amatistas,
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