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mortuorum: Sed recedens anima quae carnalibus oculis non videtur, ab angelis suscipitur et collocatur, aut in sinu Abrahae, si fidelis est, aut in carceris inferni custodie si peccatrix est.[1] Y yo os puedo citar aún una multitud de textos vuestros, pues para vos el purgatorio sólo era una cosa no imposible (impossibile non est) y eso que lo habíais negado terminantemente: Tertius non est ullus. Añadid que S. Fulgencio que floreció después que vos, en siglos V y VI, decía en el Capítulo XIV (de incarnatione et gratia, etc.): Quicumque regnum Dei non ingreditur, poenis eternis cruciatur.[2] 5.ª. Que vuestro hijo o no sabe leer, u obra de muy mala fe. ¿Cómo, pues, de mi frase: los protestantes no creen en él, y los padres griegos tampoco, pues echan de menos etc. ha formado: los padres griegos no creían en el Purgatorio? ¿Cómo ha hecho de un tiempo presente un pasado sólo para torturar la frase y deducir de aquí los santos padres griegos? Yo hablaba en presente y en mi tiempo ya no existían los santos padres griegos sino los padres pertenecientes a la Iglesia griega; además de ésto, como seguía un orden histórico, mal podía hablar de los protestantes primero, y después de los santos padres griegos, que creyeron lo que pudieron en su tiempo, y que cuando yo vivía en la tierra eran para mí un pasado. Ahora, ellos, más ilustrados, creen lo que todos creemos. Y con esta mala fe, llama después calumniador, embaucador e ignorante al que hizo constar mis palabras. Pero tal manera de obrar es propia del P. Rodriguez, que también en otro librejo toma los rayos del sol por el sol, siguiendo su sistema de confundir una parte con el todo, todo para calumniar al autor del libro y llamarle masón. Decid vos, ¿quién es aquí el embaucador, el calumniador y el ignorante? 6.ª. Que en vez de acusar a los demás de ignorancia y echárselas de leído, debía tener más cuidado: él es quien siquiera te ha leido, y eso que eres su Padre, y es su deber saber lo que dijiste. A haberlo hecho, ni habría dicho tantas tonterías, ni se hubiese delatado, enseñando el poco fondo de sus conocimientos. Y sé de donde los


  1. Sino que al separarse el alma, que los ojos de la carne no ven, los ángeles la reciben y la colocan, o en el seno de Abraham si es fiel, o en el infierno si es pecadora.
  2. Quienquiera que no entre en el reino de Dios, sufrirá las penas eternas.