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EL AMOR PATRIO[1]


He aquí un bello asunto y, por lo mismo que es bello, trilladísimo. Sabio, poeta, artista, labrador, comerciante o guerrero, viejo y joven, rey o esclavo, todos han pensado en el y le han dedicado los más preciados frutos de su inteligencia o de su corazón. Desde el culto europeo, libre y ufano de su gloriosa historia, hasta el negro del África, arrancado de sus selvas y vendido a precio vil; desde los antiguos pueblos, cuyas sombras vagan aún en torno de sus melancólicas ruinas, sepulcros de sus glorias y sufrimientos, hasta las modernas naciones, llenas de movimiento y vida, todos, todos han tenido y tienen un ídolo hermoso, brillante, sublime, pero implacable, fiero y exigente, que han llamado patria. Mil lenguas la han cantado, mil liras dieron por ella sus más armoniosos acentos; inteligencias las más privilegiadas, númenes los más inspirados, desplegaron a su vista o a su recuerdo sus más esplendentes galas. Ella ha sido el grito de paz, de amor y de gloria, porque ella ocupa todos los pensamientos y, semejante a la luz encerrada en limpio cristal, sale al exterior en forma de vivísimos resplandores.

Y ¿será esto óbice para que nosotros nos ocupemos de ella? Y ¿no podremos dedicarle algo, los que por única culpa tenemos la de haber nacido después? El siglo XIX ¿dará derecho a ser ingrato? No. Aún no se ha agotado la rica mina del corazón; siempre es fecundo su recuerdo, y por poca inspiración que tengamos, encontrare-


  1. El primer artículo escrito por Rizal en tierra española. Estaba entonces en la ciudad de Barcelona, a principios del verano de 1882. Apenas tenía veintiún (21) años de edad.
    Se publicó en Diariong Tagalog de Manila, el 20 de agosto de 1882, en castellano y en tagalo, bajo el seudónimo Laong Loan, habiendo sido hecha la traducción al tagalo por Marcelo H. del Pilar. El artículo llamó mucho la atención, por su carácter hondamente nacionalista, y el editor del Diariong Tagalog. D. Francisco Calvo, le felicitó a Rizal y le pidió más artículos.
    Se publicó otra vez el 31 de octubre de 1890, en La Solidaridad.
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