y literato, Sr. Dr. Dn. José Rafael Arízaga, que con sus luces y la lealtad del amigo, dice Dn. Antonio Borrero, "obtuvo resolución dada por la autoridad eclesiástica para que los restos de la señora Veintemilla que habían sido arrojados a un lugar inmundo, fueran sepultados en lugar sagrado". La sentencia pronunciada por el Dr. Mariano Cueva es un documento importante que desvanece algunas apreciaciones que se han repetido en nuestros días en contra de la infortunada poetisa, y manifiesta que en el acto de darse la muerte no obró con deliberación, sino sujeta a una enajenación mental. Esta pieza luminosa del proceso es poco conocida entre nosotros, y, por lo mismo, nos complacemos en reproducirla.
Tócanos expresar aquí, que la culta sociedad cuencana deploró la muerte trágica de la señora de Galindo, así como en vida supo hacer de ella el objeto de sus miramientos y atenciones. Como prueba de esto último y para dar interés a esta ligera introducción transcribimos los siguientes elocuentísimos conceptos del Dr. Benigno Malo, con que embelleció el álbum de la Musa quiteña:
«Señora:
Este álbum hermoso y elegante es un simbolo vivo de la persona de Ud.: