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hispanoamericana. La filología románica aplicada al castellano, que nació en Alemania a mediados del siglo pasado, en ningún otro país de habla española ha sido cultivada antes que en Chile.

§ 39. Permítanme una cita del discurso con que el señor Américo Castro comenzó su trabajo en el Instituto de Filología de Buenos Aires, en junio de 1923 (impreso en el Boletín ya citado. pág. 78):}

«Los estudios científicos sobre el propio idioma surgieron en España con los primeros trabajos de Menéndez Pidal, en los albores del siglo XX. La técnica inicialmente empleada en ellos era la usada en otras naciones de Europa, sobre todo en Alemania, al investigar la historia de las lenguas románicas... Uno de nuestros anhelos era que, por lo menos, el estudio técnico de la lengua española, directo reflejo de nuestra alma, tuviese cultivo adecuado entre nosotros, cosa posible después de Menéndez Pidal, ya que antes de él la lengua española se había estudiado sobre todo fuera de España. Ni los trabajos de hombres que escribian en lengua hispana, como Bello, Cuervo y otros de menor importancia, habian alcanzado la debida influencia en España durante el siglo XIX... No fué, pues, extraño para las personas enteradas de estos asuntos, que Chile llamara a dos reputados maestros alemanes, hacia 1890, para que introdujesen en aquella república el estudio científico de la lengua patria. La obra realizada por los doctores Lenz y Hanssen ha sido notable...»

§ 40. En esto hay un error. Cuando se fundó el Instituto pedagógico, la única cátedra para la cual no se contrató un profesor alemán era la del castellano, que fué entregada al profesor chileno don Enrique Nercasseau. En mi memoria presentada al Consejo de instrucción pública, con el título La enseñanza del castellano y la reforma de la gramática, en marzo de 1920 (impresa en los Ana-