en otra bahía (1), en la cual prosiguieron su ruta has- ta que se encontraron en otro estrecho (2), del que pa- saron a otra bahía mucho más grande que las prece- dentes. Entonces, en vez de ir hasta el fín, juzgaron conveniente de volverse para dar cuenta al capitán ge- neral de lo que habían visto.
24 de octubre de 1520. — Dos días habían pa- sado sin que viéramos reaparecer a los dos navios que se enviaron para que buscasen el fondo de la bahía, por lo que creímos que habían naufragado a causa de la tempestad que acabábamos de soportar; y viendo una humareda a lo lejos en tierra, conjeturamos que los que habían tenido la fortuna de salvarse encendían hogueras para anunciarnos su existencia y su angustia. Pero mientras estábamos en esta incertidumbre sobre su suerte, los vimos venir hacia nosotros, singlando a toda vela y con los pabellones desplegados, y cuando estuvieron más cerca tiraron bombardazos y prorrum- pieron en exclamaciones de júbilo. Hicimos nosotros lo mismo, y al saber que habían visto la continuación de la bahía, o, mejor dicho, del estrecho, nos juntamos todos para seguir la ruta, si era posible.
Gómez abandona la escuadra, — Al entrar en la tercera bahía de que acabo de hablar, vimos dos des- embocaduras o canales: uno al Sureste y otro al Sur- oeste (3). El capitán general envió los dos navios, el San Antonio y la Concepcióny por el del Sureste para reconocer si salía a mar abierto. El primero zarpó en seguida, y reforzó las velas sin querer esperar al se- gundo, pues quería adelantarle, porque el piloto tenía la intención de aprovecharse de la oscuridad de la no- che para deshacer el camino recorrido y volverse a
(1) Bahía 5oucau/í.
(2) Segundo canal.
(3) El canal al Sureste es el que se encuentra cerca del cabo Monmouth, llamado Detroit Supposé en el mapa de Bougainville.