I | PRIMER VIAJE EN TORNO DEL GLOBO | 49 |
conseguir un hacha o un cuchillo de cocina, nos ofre- cieron por esclavas una y aun dos de sus hijas (1). Castidad conyugal: Pero no nos ofrecieron nunca a sus mujeres; además, no hubieran éstas consentido entre- garse a otros hombres que no fuesen sus maridos, por- que, a pesar del libertinaje de las muchachas, su pudor es tal cuando están casadas, que no toleran nunca que sus maridos las abracen durante el día. Están encarga- das de los trabajos más penosos, y se les ve frecuente- mente bajar de la montaña con cestos colmados de carga sobre la cabeza; mas no van jamás solas; les acompañan sus maridos, que son muy celosos, armados, con las flechas en una mano y el arco en la otra. — Ar- mas: Este arco es de madera del Brasil o de palmera negra. Si las mujeres tienen hijos, los llevan suspendi- dos del cuello por medio de una cuerda de algodón. Podría decir otras muchas cosas acerca de sus costum- bres, pero las pasaré en silencio para no ser demasia- do prolijo.
Credulidad, — Estos pueblos son extremadamente crédulos y buenos, y sería fácil convertirlos al cristia- nismo. La casualidad hizo que concibieran por nosotros veneración y respeto. Reinaba desde hacía dos meses una gran sequía en el país, y como en el momento de nuestra llegada el cielo se desató en lluvia, la atribuye- ron a nuestra presencia. Cuando desembarcamos para decir misa en tierra, asistieron en silencio y con aire de recogimiento, y viendo que botábamos al mar nues- tras chalupas, que estaban amarradas al costado del na- vio, o que le seguían, se imaginaron que eran los hijos del buque y que éste les alimentaba.
Robo extraño de una muchacha. — El capitán gene- ral y yo fuimos un día testigos de una extraña aven-
(1) Esta manera de pensar y obrar, que a nosotros nos parece muy extraña, es común a todos los habitantes de las islas del mar del Sur. (CooK, Viaje hacia el Polo Sar y alrededor del mundo.)
PJGAFETTA