Asimismo habia relatos, aunque obscuros y vagos, de algunos marineros que pretendían haber sido transportados a las islas situadas entre Europa y América y aun hasta un nuevo continente, del que, incluso el nombre, todo era todavía desconocido. He aquí las bases sobre las cuales se fundaba la esperanza de llegar, saliendo del estrecho de Gibraltar, inmediatamente a Malucho (así se llamaba entonces a las islas de las Especias, que hoy denominamos Molucas), costeando África y singlando en seguida al Este, o atravesando el océano Atlántico hacia el Oeste. Había tal persuasión de no encontrar ningún obstáculo en esta última ruta, que los más célebres geógrafos de este tiempo no separaban en sus mapas por ningún continente, sino simplemente por el Océano, sembrado de algunas islas, las costas occidentales de Europa y África, del Asia oriental. Aportaré pruebas en el párrafo XII. Era éste un error, sin duda, pero muy perdonable a los geógrafos de la época, porque aunque los antiguos habían medido con bastante exactitud la circunferencia de la Tierra[1] y dejado también reglas bastante ciertas para determinar la longitud de los lugares, se hacía de ellas muy poco caso por no entenderlas bien. A consecuencia de
- ↑ Aristóteles (De Cælo, lib. II) habla de ello como de cosa conocida. Parece que los matemáticos de Egipto habían medido un grado en la latitud de Menfís, esto es, a 30° de latitud boreal, cuando determinaron la posición y tamaño de las pirámides, porque cada uno de los cuatro lados de la Gran Pirámide tiene de anchura 1/500 de grado; de modo que se debe conjeturar que dividieron el grado en mil partes, y han dado a cada lado de la pirámide 2/1.000 (Venini, Delle misuri francesi, opuscul. Scelti, tomo XX, pág. 98). Se sabe, además, que Hiparco, tres siglos antes de la era vulgar, había determinado la longitud y la latitud de muchas estrellas en el cielo, y que Ptolomeo, en el siglo II, determinó por su método la posición geográfica de muchos lugares de la Tierra con una precisión que supone observaciones astronómicas. (Robertson, An historical disquisition concerning antient India, sect. II.)