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dignó: "Viejo bandido—le respondí con altivez—; si hubiera querido matar a alguien de la familia, habría comenzado por ti." "Sujetadle bien—dijo a los arqueros—; es preciso que me dé noticias de mi hijo; mañana le haré prender si no me dice inmediatamente lo que ha hecho de él." "Me vas a hacer prender?—repuse. Infame!" A los que son como tú es a quienes hay que enviar a la horca. Has de saber que soy de sangre más noble y más limpia que la tuya." "Si—añadi—; sé dónde está tu hijo, y si me irritas demasiado, le haré estrangular antes que llegue el día, y te prometo la misma suerte después de él." Cometí una torpeza al decirle que sabía dónde estaba su hijo; pero el exceso de mi rabia me había arrastrado a aquella indiscreción. Llamó en seguida a los cinco o seis arqueros que le esperaban en la puerta, y les ordenó que pusieran a buen recaudo a todos los criados. "Ah, señor caballero!—repuso con burla. ¿Con que sabéis dónde está mi hijo y lo haréis estrangular? Ya arreglaremos eso." Al momento comprendí mi torpeza.

El viejo se acercó a Manon, que estaba sentada en la cama, llorando; le dirigió algunas galanterías irónicas sobre la influencia que tenía sobre el padre y el hijo y el buen uso que hacía de ella.

Aquel monstruo de incontinencia quiso tomarse algunas familiaridades. "Guárdate de tocarla!—exclamé. Ni lo más sagrado te salvaría de mis manos." Salió, dejando tres arqueros en el cuarSally