la universidad cumple como parte de su tradición, y aquellas que incorpora en virtud de verse afectada por nuevas lógicas de funcionamiento intemo. Así, asociado al problema de la legitimidad de su producción académica, se observa una fuerte tensión entre mantenersu tradición como productora de conocimien- to o aceptar una perspectiva instrumental muy en boga en la actualidad por medio de la cual, el saber legítimo, es el que aporta soluciones concretas a demandas concretas. Esta, tensión imprime a toda la actividad académica de una suerte de contradicción que asume, en el nivel del discurso, la forma de un debate aún no resuelto. EI otro tema que se constituye en una preocupación para los docentes es el dela equidad, tanto en relación con la distribución del presupuesto, como en términos de acceso de los sectores más bajos de la escala social. Si bien se recupera en los discursos dos líneas argumentativas diferentes debido en parte a que los docentes pertenecen a distintas disciplinas, lo común es la ausencia de una mirada que intente revisar las lógicas intemas al sistema educativo. De este modo, los académicos comparten con el resto de los docentes, la visión de que la responsabilidad sobre las tendencias inequitativas en tomo de quienes son los que ingresan al nivel superior son extemas al sistema educativo. Se construye discursivamente una cultura dela sospecha. Esto se observa cuando los docentes se re■eren a las nuevas políticas provenientes de Ia Secretaría de Políticas Universitarias, las que establecen nuevos mecanismos de evaluación, acreditación y promoción intema. La cultura de la i sospecha resulta del desconocimiento que expresan losdocentes en cuanto a los cambios que introduce la Ley de Educación Superior, y en cuanto a los modos actuales de articulación de Ia universidad con el Estado y con los Organismos lntemacio- nales. Se produce así, unfuertetemoral condicionamiento que tales propuestas puedan acarrear. Apelan al discurso de la autonomía cuando se sienten amenazados, pero no cuentan con propuestas emanadas del ámbito académi- co. La preocupación mayor es por el lugarvacante que deja la universidad más que por las nuevas políticas, las que son avaladas por los docentes y solamente cuestionadas en su forma de implementación. La cultura de Ia sospecha se refuerza al momento de pensar en las demandas que la sociedad le hace a la universidad. 39 docentes vuelven recurrentemente la mirada al problema de las funciones que
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