Página:Poesías de don Mariano Melgar (1878).pdf/140

Esta página ha sido corregida
134

Y os llevaré á pisar seguras playas.
Nason os dirigió, cuando quisisteis,
Nason os rija, si olvidar se trata.
Constituido público abogado
Sacaré de opresion á cuantos aman,
Mas cada uno coopere á su rescate.
Tú, saetero Apolo, que así amparas
Los versos, como el arte de remedios,
Haz, que me favorezca tu guirnalda;
Ilústrame, por médico y por vate
Ambos empeños á tu amparo vayan.

I.

Pronto se cura un mal en su principio.


Si al principio en los leves movimientos
De tu amor ya adivinas tus desgracias,
Haz alto allí; sofoca el gérmen malo
De enfermedad mortal desde la entrada;
Que siempre la demora le dá fuerzas;
La demora madura la uva amarga,
Y la demora vuelve mieses pingües,
Las que antes fueron yerbas poco alzadas;
El árbol corpulento, que hoy ofrece
Extensa sombra, ayer era una vara;
Pudo ayer con dos dedos arrancase,
Más hoy su resistencia ¿quién contrasta?
Examina sagaz, lo que amar quieres,
Y si es yugo pesado, el cuello aparta;