Página:Poesías de Garcilaso de la Vega (1919).pdf/15

Esta página ha sido corregida
13
 

de mi cantar, pues, yo te vi agradada,
tento, que no pudiera el mantuano
Títiro ser de ti más alabado.
No soy, pues, bien mirado,
tan disforme ni feo;
que aun agora me veo
en esta agua que corre clara y pura;
y cierto no trocara mi figura
con ese que de mí se está riendo;
trocara mi ventura.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
¿Cómo te vine en tanto menosprecio?
¿Cómo te fuí tan presto aborrecible?
¿Cómo te faltó en mí el conocimiento?
Si no tuvieras condición terrible,
siempre fuera tenido de ti en precio,
y no viera de ti este apartamiento.
¿No sabes que sin cuento
buscan en el estío
mis ovejas el frío
de la sierra de Cuenca, y el gobierno
del abrigado Extremo en el invierno?
Mas ¿qué vale el tener, si derritiendo
me estoy en llanto eterno?
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
Con mi llorar las piedras enternecen
su natural dureza y la quebrantan,
los árboles parece que se inclinan;
las aves que me escuchan, cuando cantan,
con diferente voz se condolecen,
y mi morir cantando me adivinan.