XXIII.
Alma real, milagro de natura,
Honor y gloria de la edad presente,
Nido de amor, en cuya vista siente
El fuego, que á sus súbditos procura:
Si en solo retratar vuestra figura
Se deslumbra el pintor mas excelente,
Es porque amor de zelos no consiente, si
Que se enagene aun sola pintura.
Ni es bien que imágen tan divina sea
Sino de amor, ni que se pinte, ó escriba
En tabla, ó lienzo en quien el tiempo puede:
En las almas se escriba, allí se lea,
Y allí despues de muchos siglos quede,
Qual es agora, tan perfecta y viva.
XXIV.
¡Ay suspiros, ay lágrimas del fiero
Dolor, que el pecho á gran fatiga encierra!
Solo descanso, y débil en la guerra
De amor, en quien sin tiempo agora muero:
¿Qué será ya de mi triste, ó qué espero?
Sino ser presto sombra y poca tierra:
Si mi esquiva ventura el paso os cierra,
Y apresura el deseo falso y ligero.
No de que agora en fuego, agora en rio
El corazon cuitado se convierta,
O suspiros, ó lágrimas, me pesa:
Sino que si cesais, queda encubierta
Del animoso pensamiento mio
La rara gloria y la tan alta empresa.